miércoles, 18 de septiembre de 2013

Montar claras a punto de nieve


 Esta ha sido sin duda una de las tareas en repotería que más quebraderos de cabeza me han dado, o bien me quedaba una espumilla en medio de un caldo amarillento o se quedaba demasiado blanda y no formaba picos. Pero a base de insistir ahora me resulta de lo más sencilla.
 Hay varios consejos muy útiles para montar claras de una forma rápida y fácil.
 Es fundamental que las claras estén a temperatura ambiente y que no contengan yema o de lo contrario tartarán muchísimo en subir. Antes de empezar añade una pizca de sal fina, los granos de sal crean una estructura que hace que las claras se fijen mejor y no se bajen.
 Necesitamos claras de huevos, azúcar y sal. Ponemos las claras en un bol amplio con la sal y con la ayuda de una varilla de repostería empezamos a batir con movimientos enérgicos y amplios en sentido horizontal. A medida que la mezcla vaya espesando y volviéndose blanca (tarda un poquito) vamos variando el sentido de la varilla, y realizamos movimientos cada vez más verticales para que las claras vayan subiendo. Cuando empiecen a volverse espumosas añadimos la mitad del azúcar y continuamos batiendo. Iremos notando como va depareciendo el líquido del fondo del bol y que las claras se ponen esponjosas, cuando ya no quede nada de líquido añadimos el resto del azúcar y seguimos batiendo hasta que se formen picos y estos se mantengan estables. Es la señal de que las claras ya están a punto de nieve.
 Al añadirlas a otras mezclas hay que hacerlo poco a poco y con movimientos suaves y envolventes para que bajen lo menos posible.
 Las claras a punto de nieve son ideales para obtener unos bizcochos mucho más esponjosos, o para hacer unos deliciosos mousses, además de muchas otras recetas.

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